Les dejamos a continuación una nota acerca de los nuevos desafí­os que enfrenta la ense°anza de estudios  en Ciencia, Tecnologí­a y Sociedad (CTS) en la educación superior en América Latina.

EL DEBATE: CTS en la educación superior: oportunidades y desafí­os de un área en (trans)formación*

Marcos Paulo Fuck
Universidade Federal do Paraná, Brasil.

Clecí­ Kí¶rbes
Universidade Tecnológica Federal do Paraná, Brasil.

Noela Invernizzi
Universidade Federal do Paraná, Brasil.

Se observa en las últimas décadas, en muchos paí­ses, un mayor énfasis en los estudios de las relaciones entre Ciencia, Tecnologí­a y Sociedad (CTS). A pesar de que todaví­a no ocupa el lugar que merece, sin duda esto significa un gran avance en la consolidación de este ámbito de estudio cuyo principal aporte es la comprensión de la dimensión social de las relaciones entre ciencia, tecnologí­a e innovación en sus diversos matices. Este desarrollo, en el caso de Brasil, se confirma con la formación de grupos de investigación, de cursos de postgrado, y también por la oferta de cursos relacionados con los estudios CTS en cursos de grado, así­ como la incorporación de algunos de sus elementos de análisis en la educación cientí­fica.

En este sentido, los estudios CTS también ayudan a ampliar la percepción de la sociedad –o, por lo menos en un primer momento, de los estudiantes de este tema– sobre los condicionantes e implicaciones de la investigación y del desarrollo cientí­fico y tecnológico. Además de una mejor comprensión de estas relaciones, estos estudios dan fundamento a un posicionamiento crí­tico y ampliamente difundido, una base indispensable para la construcción de prácticas de participación pública más calificadas en cuestiones relacionadas a las polí­ticas públicas de ciencia, tecnologí­a e innovación (CTI).

No hay duda de la importancia de ampliar estos estudios, que se destacan por su carácter interdisciplinario y la relevancia de un enfoque metodológico creativo en el tratamiento de un conjunto tan amplio de relaciones. Ocurre, sin embargo, que la práctica de la ense°anza de la disciplina CTS, así­ como el propio campo de CTS, debe ser discutido para brindar a los estudiantes, especialmente los de educación superior, una comprensión introductoria sobre cuáles son las principales razones que componen este conjunto bastante amplio de posibilidades de estudio y reflexión intelectual.

Si la idea es ampliar este campo de estudios, nada mejor que hacer que la disciplina sea interesante para las nuevas generaciones de profesionales de diferentes áreas (estén o no vinculadas a las actividades de investigación). En esta perspectiva, es imprescindible una mirada crí­tica hacia el mundo en que vivimos, de manera de superar la visión común entre los estudiantes en relación a la neutralidad y al determinismo de la ciencia y la tecnologí­a, una visión que todaví­a es reproducida cotidianamente en la ense°anza y en los medios de comunicación.

Además, creemos que las discusiones sobre la disciplina CTS no puede limitarse a los cursos más directamente relacionados con temas de ciencia y tecnologí­a, tales como cursos de ciencias naturales e ingenierí­a, sino que también deben ser contempladas en los cursos de humanidades, ciencias sociales y jurí­dicas, entre otros, dada la importancia del cambio cientí­fico y tecnológico en nuestra cotidianeidad y las implicaciones que estos cambios tienen en los ámbitos que son objeto de estudio de estas áreas.

El objetivo de este texto es justamente poner en discusión cómo deberí­a ser el «núcleo duro» o los puntos en común –en términos de contenido teórico– de un programa de estudios de CTS para estudiantes de grado que aún no estén familiarizados con estos temas. Esta preocupación se justifica por la dificultad práctica de establecer un diálogo con distintas perspectivas de análisis, representadas, por ejemplo, por las disciplinas relacionadas con el campo de estudios CTS, tales como la gestión de la innovación tecnológica, la historia de la técnica y la tecnologí­a, la sociologí­a de la ciencia, etc.  Una disciplina más general sobre CTS –que no minimiza la importancia de las disciplinas más especí­ficas– consiste en la adición de elementos de estas disciplinas en un programa que sirva de referencia para reducir la disonancia en la práctica docente, lo que representa una tarea conceptual y metodológica necesaria, pero también un desafí­o. Además de los conflictos entre las disciplinas, no se pueden ignorar los conflictos entre los diferentes conceptos teóricos dentro de sus propias disciplinas y la necesidad de abrir la discusión al conjunto de profesores de modo de articular la perspectiva CTS con el resto del plan de estudios.

Al mismo tiempo, no se pueden perder de vista las dificultades que encuentran los estudiantes en un campo de estudio relativamente nuevo y todaví­a en formación. Más allá de hacer estos temas «populares» entre los estudiantes, una mayor formalización, en el mejor sentido del término, también podrí­a aumentar la aceptación de la disciplina entre los propios docentes, muchos de ellos conservadores en lo que se refiere a nuevas disciplinas que compiten por el espacio en los planes de estudio con disciplinas ya establecidas y planes de estudio centrados en la especialización. No se puede ignorar la disputa de la carga horaria de las nuevas disciplinas con las disciplinas tradicionales, razón que puede explicar la mayor facilidad en incorporar la temática de CTS en los cursos de grado de las universidades nuevas, como la Universidad Federal del ABC (UFABC) en Brasil, por ejemplo.

Otro punto importante es que discutir una base común no significa que debemos pensar en un formato único para la disciplina CTS. Obviamente, cada institución de ense°anza tiene un conjunto de disciplinas relacionadas con sus cursos, su propia orientación pedagógica para explorar las complementariedades entre estas disciplinas, diferentes vocaciones regionales, distintos cuerpos docentes, etc., que sin duda influyen en la articulación de los fundamentos de la disciplina.

Además, la forma en que se lleva a cabo la discusión CTS también puede ir más allá de la disciplina. En este sentido, López Cerezo (1998), a partir de la revisión de la literatura, presenta tres tipos de CTS en la ense°anza de ciencias y humanidades: CTS como un anexo al plan de estudios, o sea, la inclusión en el plan de estudios de un curso tradicional una disciplina CTS pura, opcional u obligatoria; CTS como un anexo a las materias, como complemento de los temas tradicionales de la educación cientí­fica con anexos CTS; y CyT a través de CTS, que implicarí­a reconstruir o rehacer los contenidos de la ense°anza de ciencia y la tecnologí­a a través de la  óptica CTS.

Según el autor, estas reglas no son excluyentes entre sí­ y sus diferencias están relacionadas con los materiales didácticos, las necesidades de formación de profesores, etc. En este trabajo se llama la atención sobre la inclusión de la disciplina CTS como anexo al plan de estudios y se consideran las otras opciones como complementarias en el sentido de la evolución en el tiempo.

Por lo tanto, el tí­tulo de este artí­culo refleja, como se ha dicho, una preocupación: si, por un lado, este campo de estudios es interesante precisamente por su flexibilidad y su dimensión crí­tica, por el otro, su amplitud hace que la profesión docente, por lo menos aquella pensada de forma mí­nimamente didáctica, no sea un desafí­o para nada trivial. ¿Cómo articular tantos enfoques disciplinarios (por ejemplo, sobre la base de las contribuciones de la historia, ciencias polí­ticas, economí­a, sociologí­a, filosofí­a, educación, etc.) en la ense°anza de la dinámica de las relaciones CTS en los cortos perí­odos de tiempo en que se ofrecen las disciplinas?

Sólo la práctica acompa°ada de la evaluación y de la comparación de las experiencias podrá decir cuál es el camino más apropiado a seguir con respecto a esta cuestión. Cualquiera sea la opción (incluso teniendo en cuenta que varios caminos pueden ser escogidos), lo importante es no perder de vista la esencia del campo de estudios CTS es la génesis y el desarrollo de los fenómenos cientí­ficos y tecnológicos, así­ como sus implicaciones sociales y ambientales, en un contexto caracterizado por profundas innovaciones técnicas, culturales, organizacionales e institucionales.

Esto significa que en lugar de reducir el número de disciplinas que se articulan en este campo para componer el plan de estudios (que podrí­a estar justificado por la actual organización y distribución del tiempo escolar), sin duda sólo tiene sentido pensar en ampliar la educación CTS al conjunto de las disciplinas cuyos métodos se utilizan para el mismo propósito. Por ejemplo, la gestión conjunta de la innovación tecnológica con la sociologí­a de la ciencia y la tecnologí­a. ¿Y eso es fácil de llevar a la práctica? Por supuesto que no, pero este es el gran reto de querer entender la frontera del conocimiento cientí­fico y tecnológico, sus implicaciones y la dinámica de cambiar el mundo en que vivimos.

Por lo tanto, la educación CTS va más allá de las cuestiones relativas a la incorporación de estudiantes en el mercado laboral. Se refiere principalmente a la expansión de las condiciones para un análisis que reconozca el aspecto humano, el desarrollo económico y social de CyT y, por consiguiente, aumenta la acción participativa y mediadora, dentro de los lí­mites históricos, en la definición de las posibles polí­ticas que se priorizarán en CTI .

Ciertamente, los foros de discusión como éste promueven el intercambio de experiencias entre los investigadores de los paí­ses que tienen diversos aspectos en común y, al mismo tiempo, diversas especificidades. Tienen la palabra los compa°eros del área de estudios CTS.

Referencia bibliográfica:
López Cerezo, J. A. (1998): Ciencia, Tecnologí­a y Sociedad: el estado de la Cuestión en Europa y Estados Unidos, Revista Iberoamericana de Educación, N° 18, pp. 41-68.
* Publicado originalmente el 18 de julio de 2011 en El Foro, Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnologí­a y Sociedad – CTS.

La nota original se encuentra disponible en http://bit.ly/qnOq1Q